Una mujer de 39 años, residente de una zona rural del Paraguay, con antecedentes de diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y mala adherencia al tratamiento, consultó por presentar una lesión dolorosa en el ángulo interno del ojo derecho, de 8 años de evolución.

Una paciente de 26 años, sin antecedentes personales ni familiares de relevancia, consultó por la presencia de una dermatosis generalizada polimorfa, con extensión cefalocaudal, asociada a fiebre, de 3 días de evolución. En el examen físico se observaban múltiples pápulas, vesículas y pústulas, algunas con costra necrótica central, pruriginosas, que afectaban el cuero cabelludo, la región retroauricular, la cara, el tronco, los miembros superiores e inferiores, con compromiso de las palmas y las plantas.