En este artículo se explica el diseño de una estrategia de educación ambiental enmarcada en los modelos pedagógicos auto estructurantes que utiliza la lúdica como herramienta esencial para construir conceptos e incentivar la investigación. La estrategia se llevó a la práctica con 40 estudiantes de primaria y bachillerato de la Institución Educativa de Isla Fuerte, una localidad marginal afrodescendiente. Aunque no pudo aplicarse en su totalidad, las actividades realizadas permitieron hacer un análisis de la metodología y los resultados obtenidos. El ejercicio aprovechó la tradición oral de la comunidad, despertó la imaginación y la curiosidad, y logró interiorizar conceptos ambientales en los chicos. Aunque se cambiaron algunas actitudes apáticas hacia los problemas ambientales, y se despertó disposición y dedicación, es posible que se requiera tiempo para visibilizar los cambios de percepción alcanzados.