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RESEÑASlécticas mando-obediencia, público-privado y amigo-enemigo. Corolario de todo ello es que el medio de lo político no es el Derecho, tampoco la astucia, con la que se suele asociar a la tradición maquiaveliana, sino más bien la fuerza. Algo tendrá que ver esta opinión, seguramente, con la hostilidad que hasta la fecha le ha dispensado a Freund el pensamiento único predominante (neopacifismo, etc.), que al parecer "cree" sinceramente en la existencia de un resorte capaz de activar la bondad natural del ser humano, precondición de la eliminación de todo conflicto internacional y antesala de una sociedad universal perfecta, solidaria y meramente persuasiva o discursiva. Se ocupa el autor, por último, de la finalidad específica de lo político, el Bien común, conectando por esta vía con la tradición del realismo filosófico aristotélico-tomista. No es casual, en este sentido, que nos encontremos en Freund a uno de los escritores políticos católicos europeos más importantes de su generación.

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