El rabdomiosarcoma en el paciente pediátrico es el tumor de tejidos blandos más frecuente. Se originan en cualquier zona del cuerpo, siendo la localización genitourinaria la segunda en frecuencia tras la cabeza y el cuello.  La clínica evidente se presenta como la aparición de una masa en tejido blando. En el caso de la localización en el tracto genitourinario los síntomas típicos de presentación incluyen dolor, estranguria, hematuria.   El diagnóstico debe realizarse mediante biopsia y estudios de extensión. Mientras que el tratamiento es multidisciplinario y basado en la clasificación de riesgo del tumor.

La población adulta mayor es el segmento de la población mundial de más rápido crecimiento, y con ello el número de intervenciones quirúrgicas, tanto electivas como de emergencia, aumenta cada día. Los pacientes mayores representan una complejidad mayor, en comparación con los paciente jóvenes, en cuanto a factores fisiológicos, sociológicos y psicológicos que desafían los modelos de atención actuales. El objetivo de realizar una intervención quirúrgica debe ser  ofrecer la mejor calidad de vida posible, a pesar de que representan un desafío médico a causa de la comorbilidad asociada y la reserva cardiopulmonar disminuida.

La pancreatitis aguda es uno de los trastornos gastrointestinales más comunes que se presentan en el servicio de emergencias y que requieren hospitalización. Los pacientes con una enfermedad de gravedad moderada a grave se encuentran con mayor riesgo de complicaciones, tanto locales como sistémicas, las cuales a su vez tienen mayores tasas de morbilidad y mortalidad. Es por ello que es tan importante la atención hacia los paciente con hallazgos sugestivos dichas complicaciones, especialmente ante colecciones líquidas peripancreáticas o pancreáticas y pancreatitis necrotizante aguda.

La disfunción eréctil es una patología cada vez más frecuente a nivel mundial, cuya causa es en la mayoría de los casos de origen multifactorial y los principales afectados son los pacientes de mayor edad, principalmente mayores de 60 años. Su manejo requiere educación, tratamiento de las comorbilidades asociadas, terapia psicológica, medicamentosa o quirúrgica. La derivación a alguna especialidad médica es necesaria en algunos casos así como de un control cercano para la vigilancia por complicaciones farmacológicas.)