“…Su uso presenta muchas ventajas (Bortnik, 2017;Chan, 2009;Climent-Bellido, 2003;Cobb, 2009;De Jong, 2013;Franco, 2013; García Armada, 2016;Heradio, 2016;Jensen, 2013): fomentan el trabajo en equipo, son motivantes, implican menos costes que los laboratorios tradicionales, fomentan la creatividad y un aprendizaje más autónomo, se pueden repetir las experiencias tantas veces como sea necesario, disminuyen el miedo al error y al fracaso por parte del discente, facilitan la visualización de procesos y conceptos abstractos, y permiten al docente llevar a cabo actividades de laboratorio sin tener que cambiar de aula. Además, ofrecen alternativas para la enseñanza híbrida y a distancia.El impacto de los laboratorios virtuales, y la disyuntiva entre experimentos tradicionales y virtuales, han sido objeto de un considerable interés por parte de la comunidad educativa en los últimos años en diferentes áreas de conocimiento: Física (Deutsch, 2014;Finkelstein, 2005;Franco, 2013;Wieman, 2008), Química (Bortnik, 2017;Climent-Bellido, 2003; García Armada, 2016;Jensen, 2013;Moore, 2014; Tatli, 2010), Biología y Ciencias de la Vida (Lewis, 2014;Sanz, 2005;Stuckey-Mickell, 2007) e Ingeniería (Chan, 2009;Heradio, 2016;Ma, 2006;Potkonjak, 2016).En general, diferentes estudios, tanto de Ciencias Experimentales como de Ciencias de la Salud, muestran niveles similares de éxito con ambos enfoques en cuanto a calificaciones, adquisición de contenidos y/o valoración (Cobb, 2009;Darrah, 2014;De Jong, 2013;Hawkins, 2013;Klar, 2007;Lewis, 2014;Makransky, 2016;Pyatt, 2012; Spernjak, 2017;Triona, 2003;Tsihouridis, 2013;Winkelmann, 2014;…”