De la lectura como práctica histórica en América Latina: la primera época colonial y el siglo XIX

Abstract

<p>El artículo propone una reconstrucción teórico-histórica del lugar de la lectura y los lectores en dos momentos de la historia de la cultura latinoamericana. Proyecta, entonces, a partir de los casos mexicano y del Cono Sur algunas proposiciones generalizables para la determinación de dos macromomentos (el colonizador y el decimonónico) en el estudio histórico de la lectura en América Latina. Se destacan, por una parte, las relaciones entre Iglesia, Estado y lectores; y por otra, las relaciones entre estos últimos y los textos. En ambos casos lo que se negocia y disputa socialmente son las formas de autoridad y legitimidad relativa de cada uno de los actores involucrados en la determinación del sentido, función y destino de los textos culturales. Sostengo, además, que estas relaciones son no sólo un aspecto más sino una parte fundamental de las formas de existencia y producción de la literatura en el continente.</p>

Hacia una perspectiva glotopolítica y etnográfica de las literacidades

“…Esto hace que el discurso del multiculturalismo tenga la capacidad de hacer pasar por neutras, es decir, fácilmente aceptables e incuestionables, políticas y programas que merecen revisiones más detalladas. También es importante recordar que históricamente el colonialismo se ha valido de las lenguas de los dominados para implementar su proyecto colonial (Poblete, 2016;Rama, 1984Rama, /1998Mignolo & Walsh, 2018), por lo que fomentar y reconocer diversas formas de lectura y escritura no es una razón suficiente para justificar cualquier política de promoción de lectura o escritura.…”

“Sólo por adorno y entretenimiento”

“…Cierta bibliografía heterodoxa respaldan este diagnóstico (Megías, 1998;Bocco, 2004;Roman, 2010), 6 reconociendo a la diversificación de la oferta impresa, las innovaciones tecnológicas y los cambios socioeconómicos como posibles causales de ello. En particular, la combinación de crecimiento demográfico y económico, con los altos índices de alfabetización, habilitan a pensar en un público lector diversificado que ingresaba al mercado por primera vez y potenciaba la expansión editorial (Poblete, 2016). 7 Esta afirmación, a su vez, desestima otro lugar común, aquel que sugiere que la batalla de Caseros funcionó como parteaguas de la historia de la prensa del siglo XIX.…”

“…En el mundo atlántico del siglo XIX, donde "las élites sudamericanas en el siglo XIX" experimentaron, como teoriza Juan Poblete (2000), el "acceso simultáneo a por lo menos dos temporalidades históricas diferentes (la europea y la americana)" ( 11), la sociabilidad propia de la burguesía de países como Francia o Estados Unidos se convirtió en un motivo de imitación tan poderoso como lo fue para los segundos los hábitos ociosos de la nobleza. Víctor Goldgel, quien estudia esta arista de la experiencia latinoamericana a partir de la prensa en Cuando lo nuevo conquistó América.…”

“…A pesar que Buenos Aires se encontraba lejos, tanto espacial como materialmente, de esta Europa revolucionada, la particularidad de la experiencia americana, en el cruce entre dos temporalidades históricas diferentes a ambas orillas del Atlántico, dotó igualmente de urgencia al problema en ojos de los letrados (Poblete, 2000;Parada, 2007). 21 En este sentido, si bien Víctor Goldgel (2013) destaca El Recopilador, y el esporádico "Observador de Modas" del mercantil Diario de Anuncios como antecesores directos (113), una genealogía de La Moda demanda prestar atención a la circulación de publicaciones europeas en Buenos Aires.…”

“…A diferencia de la generación anterior, cuyas ideas continuaban marcadas por la regulación eclesiástica (Poblete, 2016), los "románticos" contemplaron que el disfrute no impugnaba la utilidad de la lectura, pudiendo funcionar como "una escuela de aprendizajes para los lectores sensibles" y una educación para el "individuo inteligente, crítico atento a la realidad que lo rodea y comprometido con ella" (Batticuore, 2005b: 23). En busca de ejemplos de este ideario, Graciela Batticuore (2005b) recurre a las memorias del mismo Alberdi, Mi vida privada (Autobiografía) que se pasa toda en la República Argentina, quien detalla con afecto el tiempo pasado en sus años formativos con novelas varias (102).…”