“…El diagnóstico temprano de las lesiones orales es importante en cuanto a que un tratamiento tardío de una lesión, particularmente premaligna o maligna, puede conducir a serias consecuencias, de ahí la relevancia del examen de la cavidad oral, coadyuvado cuando sea necesario de imágenes u otros exámenes complementarios, para actuar en el momento preciso y confirmar, así, la impresión clínica diagnóstica de una patología, mediante el estudio histopatológico (Kondori et al, 2011;Tatli et al, 2013;Mesadi, 2013;Fattahi et al, 2014;Allen & Farah, 2015;Forman et al, 2015;Mendez et al, 2016;Soyele et al, 2019;Maheshwari & Kharkar, 2020;Boza-Oreamuno & López-Soto, 2020Navas-Aparicio & Hernández-Rivera, 2021;Farzinnia et al, 2022;Tarakji, 2022), el cual es el estándar oro para definir el diagnóstico definitivo de la lesión, lo que obliga a tener una completa historia médica y dental, un examen de la cavidad oral (inspección, palpación y percusión) y una descripción clínica precisa de la lesión, pues el diagnóstico clínico complementa el diagnóstico histopatológico, conduciendo a que ambas herramientas sean decisivas en patología oral (Tatli et al, 2013;Soyele et al, 2019), y reafirmando que el papel del odontólogo es esencial para ello (Bokor-Bratic´ et al, 2004;Sarabadani et al, 2009;Kondori et al, 2011;Meiller et al, 2012;Sixto-Requeijo et al, 2012;Tatli et al, 2013;Bacci et al, 2014;Fattahi et al, 2014;Allen & Farah, 2015;Forman et al, 2015;Mendez et al, 2016;Azmoodeh et al, 2017;Soyele et al, 2019;Emamverdizadeh et al, 2019;Gbolahan et al, 2019;Maheshwari &a...…”