“…Se ha demostrado que los fosfolípidos o lecitina de la yema de huevo hace a los espermatozoides menos sensibles al enfriamiento (Zeron et al, 2002). De manera particular, en el macho cabrío, existen interacciones negativas entre los fosfolípidos de la yema de huevo y la glándula bulbouretral, esta glándula secreta con el plasma seminal una enzima coagulante de la yema de huevo, la cual cataliza la hidrólisis de la lecitina de la yema de huevo en ácidos grasos y lisolecitina, que son citotóxicos (Ngoma et al, 2016). Por lo anterior, se han utilizado sustitutos de la yema de huevo químicamente definidos sin ser de origen animal (El-Sisy et al, 2018;Gamal et al, 2016), elaborados a base de lecitina de soya y que pueden ser alternativas potenciales para la criopreservación del semen (Akhter et al, 2012).…”