“…Ya que no podemos ofrecer aquí una revisión acabada y completa de esta tendencia crítica, nos daremos por satisfechos, empero, si logramos reseñar suficientemente lo que a nuestra lectura aparece como su presupuesto general: la (di) solución de la dialéctica sujeto-sociedad en la opción de la primacía de lo social sobre el individuo. En efecto, si las interpretaciones sociológico-estructuralistas de Hegel aciertan cuando reducen a su mínima expresión la agencia creativa y constructiva del ser humano en el proceso civilizatorio productor de cultura, luego también el arte serviría a ese propósito reductor y reduccionista y no habría, prácticamente, ningún resguardo para la libertad, ningún refugio para el espíritu, pues todas las manifestaciones de la vida humana estarían, en última instancia, subordinadas al imperio del dogmatismo y, con el, a su imperativo intransigente de obediencia acrítica absoluta (Assalone, 2015, pp. 69-72 & Escalante, 2018.…”