“…Así se asigna un rol especial en la sociedad a las PAM, por su conocimiento y sabiduría, por sus buenas conductas y manejo emocional, los cuáles se dan por la experiencia que poseen.En las categorías psicológica y sociológica de los estereotipos negativos, se evidencia que los tres grupos etarios asocian a la vejez y al envejecimiento con cambios emocionales importantes, donde también hay pérdida de sus facultades cognitivas y en sus características de personalidad siendo más irritantes, estresantes o malgeniados, tal como lo planteanDomínguez (1983, citado en Carbajo, 2009. Además, encuentra relación con las categorías motivación y personalidad planteadas porLasagni et al (2012), quién afirma que se continúan percibiendo a los gerontes en términos de carencias afectivas, falta de intereses vitales y capacidad disminuida para desempeñar una actividad laboral, personas con rigidez mental, problemas de labilidad emocional y conductas que demarcan un debilitamiento del estatus adulto.Lo anterior, también es apoyado con los hallazgosde Cerquera et al (2010) en diferentes grupos poblacionales,Arnold-Cathalifaud et al (2007) en jóvenes, Arístizabal et al (2009 en estudiantes de carreras de la salud yFranco et al (2010) en personal de salud de un hospital. De la presencia de los estereotipos psicológicos y sociológicos, este estudio resalta una interacción constante en las verbalizaciones, pues para los cuidadores la pérdida de recursos psicológicos, cognitivos, de personalidad, pero principalmente emocionales, son los que generan limitaciones en el rol social de las PAM, necesidad de apoyo social y familiar; aunque perciban que dicho apoyo sea escaso.En estereotipos negativos de la categoría cronológica, las personas cuidadoras jóvenes y de mediana edad principalmente, consideran que entre más años ha vivido una persona, es decir por llegar a la vejez o estar próximo a ella, genera la necesidad de descanso y de morir para descansar.…”