“…Las tecnologías de la información suponen una forma de evadirse del control parental y de encontrarse con sus pares. Del mismo modo que en algunas sociedades la búsqueda de la construcción de la identidad se cimentaba a través de la llamada cultura de la habitación (Livingstone, 2007;Glévarec, 2010), un concepto que proviene de los inicios del movimiento feminista (Woolf en Feixa, 2014: 130) y que, a partir de la segunda mitad del siglo XX, comenzó a relacionarse con la construcción de la identidad de los jóvenes. Esa construcción de la identidad, que responde a la necesidad de crear un mundo personal (Hernández, Yáñez y Carrera, 2017), evoluciona y se adapta a las nuevas formas de comunicación, como pueda ser en los últimos años el uso de los selfies o de la fotografía digital (Schwarz, 2009;Lachance, 2013;Willem, Tortajada y Figueras-Maz, 2017) o del WhatsApp (Vidales-Bolaños y Sádaba-Chalezquer, 2017).…”