“…Al respecto, Cárdenas-Bejarano et al (2016), señalan que el índice de adopción de tecnologías incrementa en la medida que los productores se organizan; ya que hay un mejor flujo de información al interior de los grupos e indican que para entender mejor los procesos de adopción tecnológica, es necesario considerar el análisis de la estructura del grupo al que pertenecen; así como las interrelaciones existentes sin olvidar el contexto socioeconómico. Por otra parte, algunos otros autores refieren algunas sugerencias y/o recomendaciones para resolver problemáticas similares a las encontradas en los grupos de productores de este estudio; por ejemplo, existen reportes (Tanwar et al, 2011;Fonseka et al,2018b), que sugieren desarrollar esquemas de conservación de alimento y de conservación de material genético sobresaliente a través de la selección, así como la interacción entre los diferentes actores de la cadena de producción para facilitar el flujo de información de mercados y el desarrollo de infraestructura que mejore el sistema de marketing para leche de cabra (Chipasha et al,2017); o el entrenamiento de los integrantes y organización para mejorar la productividad y la sanidad de las unidades de producción (Hundal et al, 2016;Kumar et al, 2015;Sandhu et al, 2018); así como el acceso a crédito y servicios de extensión como detonantes para el éxito de las empresas dedicadas a la producción de cabras (Ifeanyichukwe et al, 2018). Además, si se considera lo que señala Barrera-Perales et al (2018), algunos aspectos que juegan a favor de los productores del semiárido mexicano, es que el uso de mano de obra exclusivamente familiar, bajo nivel tecnológico, infraestructura limitada y dependencia del agostadero; son factores que abonan a la rentabilidad y continuidad de las unidades de producción, ya que no se requieren grandes inversiones para operar, y esto a su vez ayuda a paliar los efectos limitantes del sistema de producción actual.…”