“…como, por ejemplo, adicción, acceso a contenidos inapropiados o ciberbullying, también puede implicar una gran variedad de posibilidades para promover su bienestar (Burbules, 2016). En este sentido, diversos estudios ponen de manifiesto las ventajas y oportunidades del uso de redes sociales en relación con su potencial educativo (Tur, Marín-Juarros & Carpenter, 2017), así como con la mejora del rendimiento académico de los estudiantes (Barajas Meneses & Álvarez Morán, 2013;González, Lleixà & Espuny, 2016). Otras investigaciones comprueban el uso concreto de ciertas redes sociales en el ámbito educativo, obteniendo resultados que indican que se incrementa y facilita la interacción entre los jóvenes universitarios mediante la utilización de Whatsapp (Andújar-Vaca & Cruz-Martínez, 2017;Yeboah & Ewur, 2014); que existe una mejora en los procesos comunicativos entre los estudiantes y el profesor a través de Facebook (Herhkovizt & Forkosh-Baruchel, 2017); que el aprovechamiento de YouTube puede suponer un escenario para aumentar la participación y expresión de los usuarios (Yarosh, Bonsignore, McRoberts & Peyton, 2016); o que Instagram es una aplicación que ofrece la posibilidad de mostrar la creatividad (Dumas, Maxwell-Smith, Davis, & Giuletti, 2017).…”