En el sureste de México, norte de Guatemala y noreste de Belice se encuentra la Selva Maya, un bosque trinacional considerado el macizo forestal tropical más extenso en Mesoamérica, con más de 30,000 km2 bajo alguna categoría de protección. En la Selva Maya el agua se acumula en pequeños reservorios conocidos como “aguadas”. Se ha documentado que las aguadas son esenciales para la conservación de varias especies de fauna en peligro de extinción, por ejemplo, los jaguares, tapires, pecaríes labios blancos, y zopilote rey que son sus visitantes asiduos. En 2015, investigadores de fauna silvestre de México y Guatemala decidieron de manera informal crear un grupo internacional para compartir datos que ayudaran a monitorear las aguadas y su fauna a nivel de toda la Selva Maya. En 2016, gracias al proyecto “Fomento del Monitoreo de Biodiversidad y Cambio Climático en la Selva Maya” de la Cooperación Técnica Alemana - GIZ, se incluyó a Belice para conjuntar los esfuerzos de fototrampeo en cuerpos de agua entre instituciones de los tres países que conforman la Selva Maya. Desde 2018 se ha generado información más completa y robusta que ha permitido la conservación de los cuerpos de agua y su fauna silvestre asociada en los tres países. En el 2022, el grupo internacional de monitoreo de aguadas de la Selva Maya sigue vivo y trabajando dinámicamente para la conservación de las aguadas y su fauna asociada. Dentro de los principales logros se tiene un protocolo para compartir datos que luego se traduce en un reporte anual compartido entre todos los involucrados. Cada año se realizan seminarios o talleres para hacer llegar la información a tomadores de decisiones de los tres países, miembros de comunidades, personal del gobierno, y académicos relacionados.
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