“…Todo ello ha llevado a que, en la presente década, distintos centros hayan vuelto a realizar trasplantes hepáti-cos en pacientes con infección por VIH con resultados aceptables (tabla 2). Aunque una buena parte de estudios publicados al respecto son retrospectivos, con pocos pacientes o con seguimiento de corta duración 20,30-35 , en la actualidad empiezan a obtenerse resultados de estudios prospectivos, generalmente multicéntricos, realizados en distintos países (como Estados Unidos, Francia, Italia y España), con un número elevado de pacientes y con seguimiento postrasplante prolongado [36][37][38][39][40][41] . Hasta el momento de la redacción de este artículo, estos estudios, tomados globalmente, muestran los siguientes resultados a destacar: a) en la gran mayoría de pacientes trasplantados, la indicación de trasplante es la existencia de cirrosis asociadas a infección por VHC y, en menor grado, a infección por VHB; b) la frecuencia de indicación de trasplante por hepatocarcinoma es variable de una serie a otra, fluctuando entre el 6-20%; c) la supervivencia a corto plazo es elevada, de alrededor del 80% al año del trasplante, que es una cifra comparable a la obtenida en pacientes sin infección por VIH y con hepatopatías similares, y d) esta buena supervivencia se mantiene elevada a largo plazo en receptores de trasplante por hepatopatías de etiologías distintas del VHC, como hepatopatías causadas por VHB o alcohol, pero la supervivencia a mediano y largo plazo decae gradualmente de forma notable cuando se analizan solamente pacientes con coinfección VIH-VHC, de forma que, en estos pacientes, la probabilidad de supervivencia a los 5 años es de aproximadamente 50%.…”