El debate sobre cómo definir cuándo una ciudad es intermedia aún continúa vigente; si bien muchos estudios exploran el rol de intermediación de estas ciudades en los sistemas urbanos, el criterio más generalizado para definirlas es aún su tamaño demográfico. El presente artículo busca enriquecer el debate en torno al rol de las ciudades intermedias partiendo de las prácticas cotidianas de movilidad observadas en dos ciudades que albergan menos de 50.000 habitantes en el Departamento de La Libertad, al norte del Perú y que según numerosas clasificaciones no alcanzarían el estatus de ciudad intermedia. Como metodología de investigación se combinaron encuestas de opinión con registros etnográficos y análisis cartográficos.
El estudio permite observar cómo estas poblaciones necesitan de viajes regulares a urbes más grandes, pero también hacia centros poblados menores de la región. Asimismo, estas ciudades se convierten en importantes núcleos de servicio para una población que se halla dispersa en pequeños poblados dentro de un territorio accidentado y diverso. Las prácticas de movilidad permitieron además identificar la importancia de la temporalidad semanal por encima de la diaria para entender la vida cotidiana en estas ciudades, haciendo visibles las ferias dominicales como importantes centralidades de la actividad urbana. Con estos resultados es posible sostener, por la movilidad cotidiana observada, que estas ciudades, pese a su menor tamaño, cumplen roles de ciudad intermedia con responsabilidad territorial que la política pública y la asignación de recursos del Estado no puede soslayar.