“…En este sentido, la crisis del COVID-19 desencadenó procesos económicos inesperados a nivel mundial como la crisis de suministros (Aljuneidi et al, 2023;Babu y Yadav, 2023;Fan et al, 2023) y la inflación galopante (Aharon et al, 2023;Grigoli y Pugacheva, 2023;Nascimento y Matheus, 2023), que en conjunto han ralentizado el crecimiento de las economías hegemónicas y con esto a la economía global, lo cual ha motivado a las empresas multinacionales y a los gobiernos a tomar diversas medidas para tratar de salir de este impasse económico (Sánchez et al, 2021). En el caso de las empresas trasnacionales asentadas en China han tenido que relocalizar su producción (Liu y Yu, 2022;Xie et al, 2023;Zhang et al, 2020), mientras que en el caso de la mayoría de los gobiernos tuvieron que implementar una combinación de medidas de política económica en los ámbitos fiscal, monetario y cambiario para impulsar la economía, pero también para controlar las presiones inflacionarias y de devaluación cambiaria que se manifestaron a escala global a fines del año de 2021 y en todo el 2022.…”