“…La cuestión esencial, sin embargo, no consiste en que el redactor asimile más funciones, algo que históricamente se ha dado en la prensa comarcal Micó-Sanz, 2009b), sino en pedirle a un solo profesional que sea capaz de simultanearlas. Si esto sucede, la sobrecarga de trabajo (Fortunati et al, 2009) puede obstruir su capacidad de análisis (Manning, 2011;Martín-Bernal, 2012), obligarle a ceder terreno ante la inmediatez e incrementar su nivel de estrés (Saltzis, 2007) y, en definitiva, colapsar su capacidad para informar adecuadamente (Scott, 2005;Scolari et al, 2007;Aragonés-Vidal, 2011). Los efectos secundarios se agudizan cuando entra en juego el formato de vídeo, que descompensa apuestas multidisciplinares que descansan sobre un solo informador (Hammersley, 2008).…”