El cientifismo imperante ha obligado a introducir criterios cuantitativos claramente contrarios a la idiosincrasia de las Humanidades y de los humanistas. En este trabajo se propone un replanteamiento en profundidad de estos instrumentos, ya que su aplicación solo ha producido un deterioro muy notable en la calidad de la investigación en Humanidades. Pero no solo cabe la crítica a los métodos cuantitativos que pretenden convertir a las Humanidades en lo que no son, es decir, sucedáneos de las ciencias físicas y experimentales, sino también a otros métodos como es el de la evaluación por pares. La crítica se centra en poner de manifiesto el sesgo profundamente ideológico que tiene este procedimiento en el campo de las Humanidades. Porque, a pesar de contar con un ingente número de defensores, se defiende que, en realidad, ha propiciado una investigación plana y repetitiva que no se atreve a plantear temas ni perspectivas innovadoras y audaces. En último extremo, supone una merma de libertad que lleva a los investigadores a autocensurarse para acomodarse a esos moldes rígidos que impone la evaluación por pares, al existir en el mundo universitario una estructura de poder muy solidificada, basada en una hegemonía cultural e ideológica concreta y determinada.