“…Aquí se da lugar a mecanismos de fijación de nitrógeno atmosférico, absorción iónica de hierro, zinc y otros micronutrientes esenciales, solubilización y absorción de fosfatos, producción de fitohormonas como auxinas, giberelinas, citoquininas, modulación del crecimiento vegetal mediante la enzima desaminasa del ácido 1-aminociclopropano-1carboxílico (ACC) y compuestos de elicasas (Bakker et al, 2007;Hayat et al, 2010). Su estudio con fines agrícolas ha ido incrementándose en las últimas dos décadas, uno de los puntos a favor de las PGPR por encima de los fertilizantes químicos, es la inexistencia de impactos ambientales que produce su uso en el campo, a diferencia de los segundos que, si poseen un impacto potencial sobre el ambiente, debido a la liberación de gases de efecto invernadero (N2O), reducción de la capa de ozono, calentamiento global y lluvia acida como consecuentes de su uso extensivo (Maheshwari, 2010;Sivasakthi et al, 2014;Saikia et al, 2012). Algunos de los géneros de PGPR principalmente estudiados son: Rhizobium, Azospirillum, Azotobacter, Serratia, Klebsiella, Beijerinckii, Pseudomonas, Bacillus, Burkolderia, Anabena, Nostoc, y Arthrobacter (Riveros, 2010).…”