“…Al mismo tiempo, se les impuso a las visitadoras el conocimiento de un "idioma extranjero", que les permitiera "poder leer el inglés o el francés, para ponerse al corriente de las experiencias y de los adelantos realizados en otros países" (Monografía, 1929, p. 17). Lo mismo ocurrió con las enfermeras sanitarias; Sara Adams, organizadora de la Escuela en sus primeros años, relataba haber seleccionado a las postulantes de la primera generación entre las mejores graduadas de las escuelas estatales de enfermería, que habían sido elegidas después de un riguroso examen físico, mental y profesional (Adams, 1927(Adams, , p. 1029) y como la mayor parte de la literatura especializada estaba escrita en idioma inglés, las estudiantes debían suplir el déficit con lecturas personales, asistencia a conferencias y trabajo por cuenta propia (Adams, 1927(Adams, , p. 1030.…”