El presente estudio arroja luz sobre el método épico-novelesco empleado por Miguel de Cervantes en su conocida historia del cautivo. Para ello, el autor del Quijote fue un atento lector de Juan Rufo, quien, entre la realidad histórica y la ficcionalización, cultivó tanto el canon épico como la tradición paremiológica, según queda de manifiesto en La Austríada y Apotegmas. Sin embargo, Cervantes supo encontrar, además, sus propias señas de identidad narrativas con el objeto de “mostrar con propiedad un desatino”, entre otras estrategias humanísticas, gracias a su profundo conocimiento y asimilación de los modelos de la tradición clásica.