En el último decenio se ha visto en la literatura médica una profusión de artículos sobre la relación entre Religión o Vida Espiritual y Salud. Se ha determinado que no hay una relación causal entre estos dos aspectos de la vida humana, pero que existe evidencia científica sugestiva de una directa asociación de ambas: salud y espiritualidad están misteriosamente entrelazadas en la vida del individuo. El debate y la investigación continúan, como continúa la experiencia por parte del enfermo de un "sufrimiento espiritual" y la muchas veces vacilante actitud del médico de ofrecimiento de un "soporte espiritual", pues no está seguro de que éste sea su papel.
En esta segunda parte se plantea que el sufrimiento espiritual puede y debe ser diagnosticado y convenientemente tratado. Esta reflexión nos lleva a sugerir un renovado interés por las materias humanísticas, en particular por la Antropología Filosófica. En cuanto a la práctica de la medicina sugerimos una valoración más cuidadosa de aspectos espirituales en los pacientes con trastornos más importantes, junto con la recomendación a todo el personal sanitario de procurar desarrollar un "Talento Clínico de Compasión".