Este texto plantea la tesis de que existe una relación cercana entre un proceso de movilidad prolongada y la formación y crecimiento de una experiencia diaspórica haitiana. Este nexo tiene una larga historia, pero toma mayor relevancia a partir del éxodo causado por el terremoto que azotó Haití en enero de 2010, con una dispersión de su población que continúa actualmente a lo largo del continente americano. La base empírica para esbozar este planteamiento proviene de entrevistas realizadas con sujetos haitianos en Tapachula, Chiapas. Los resultados contribuyen a trazar un andamiaje que permita continuar estudiando la movilidad prolongada, incluidos sus momentos de inmovilidad (es decir, pausas, demoras, esperas, etcétera), vis a vis la experiencia diaspórica. Asimismo, se señala la necesidad de estudiar las articulaciones entre la reemigración y los lugares de destino temporales y permanentes que forman parte de la experiencia diaspórica haitiana en las Américas.