Un presente compartido implica, al menos en parte, un pasado compartido. Si es compartido, debiera haber sido antes conocido. El patrimonio (cultural) edificado, en la actualidad, suele ser una barrera que se define por el desconocimiento que lleva a ignorar tal realidad antes que derribarla. En el caso particular de la condición de aquellas personas con discapacidad visual se suma, además, el hecho de no poder establecer (persona-edificio) una relación visual.El presente artículo expone los primeros avances de una investigación en curso que busca brindarles a personas con discapacidad visual los recursos necesarios para que, en el transcurso de una visita al patrimonio edificado de la ciudad de Córdoba, Argentina, puedan imaginar cómo es la realidad que tienen de frente y que los contiene, aspirando a que cada uno gestione su propio recorrido. La experiencia aquí presentada se propuso para un determinado grupo de personas en un edificio en particular, pero se considera, además, la posibilidad de generar nuevas iniciativas para otros grupos de visitantes con diferentes discapacidades, para el público en general como así también el desarrollo en otros edificios de Córdoba.Es una investigación de carácter cualitativo que, como modalidad metodológica, propone el Estudio-Acción desde una lógica experiencial de conservación activa. El objetivo es profundizar en la comunidad el enriquecimiento de la memoria colectiva a partir de los bienes edificados, el reconocimiento de su autenticidad y sus valores cambiantes, y su apropiación por parte de quienes los habiten.