En una realidad digital en la que estamos inmersos las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se convierten en un elemento fundamental para la transformación pedagógica y metodológica en los procesos de enseñanza-aprendizaje. En dicha transformación educativa las TIC representan un elemento imprescindible para la investigación, base de cualquier cambio. Para un uso correcto de las TIC en este proceso nos enfrentamos a una serie de retos que debemos solventar, como: la adecuada selección de herramientas tecnológicas, ya que no todas son adecuadas para todos los contextos y objetivos de investigación; la accesibilidad, elemento básico para que todos los participantes en una investigación accedan a la tecnología utilizada, independientemente de sus habilidades y conocimientos tecnológicos; la validación de los resultados, evitando que la tecnología pueda influir en la recopilación y análisis de los datos; la protección de datos personales, requiriéndose la implementación de medidas de seguridad y privacidad adecuadas, etc. Solventando los retos planteados, las TIC recogen oportunidades nada desdeñables en un proceso investigador: acceso a datos en tiempo real, lo que puede ser útil para la toma de decisiones en educación; facilidad de colaboración entre investigadores y participantes, independientemente de su ubicación geográfica; aprendizaje personalizado a las necesidades y habilidades individuales de los estudiantes, lo que puede mejorar su experiencia educativa, etc. Las TIC tienen una gran importancia en la investigación educativa debido a su capacidad para mejorar la calidad, la eficacia y la eficiencia de los procesos de investigación.