La pérdida de la piel por una quemadura precisará el reemplazo temporal de estas funciones hasta su recuperación. La OMS define las quemaduras como un problema de salud mundial, con una prevalencia 7 veces mayor en países en desarrollo, producidas fundamentalmente en el ámbito doméstico, siendo la prevención la intervención que más puede reducir la mortalidad. La metodología utilizada para el presente trabajo de investigación, se enmarca dentro de una revisión bibliográfica de tipo documental. La técnica para la recolección de datos está constituida por materiales electrónicos, estos últimos como Google Académico, PubMed, Science direct, entre otros, apoyándose para ello en el uso de descriptores en ciencias de la salud o terminología MESH. La información aquí obtenida será revisada para su posterior análisis. El grado de la quemadura es el que determina el manejo, las quemaduras leves no necesitan un manejo hospitalario, la utilización de cremas tópicas y analgésicas, ayudan con el manejo del ardor y pueden hidratar la piel, estas quemaduras suelen resolverse por sí solas en pocos días. Las quemaduras de segundo grado requieren una atención hospitalaria, con la aplicación de antibióticos tópicos, la sulfadiazina de plata (SSD) y bacitracina, de ser una quemadura profunda puede requerir colocación de injertos. Las quemaduras de tercer grado son las más graves y pueden producir morbilidad y mortalidad, su manejo requiere la reposición de líquidos, manejo de vía aérea, respiración y/o ventilación, escarotomía e injertos, entre otros, las quemaduras de este grado pueden llegar a ser incapacitantes por el grado de las lesiones.