Actualmente las transfusiones de hemocomponentes y hemoderivados son una práctica aceptada que se realiza en varios centros de salud. Sin duda, las investigaciones han habilitado lo que una vez fue una práctica prohibida, con daños y efectos desconocidos. El descubrimiento de los grupos ABO y RH propulsó y reabrió las investigaciones en las prácticas de transfusiones. Además de otros avances que permitieron el almacenamiento, manipulación y cuidados necesarios de los productos, como el citrato de sodio, centrifugación, leucoreducción, lavado y otros. Todos estos han cambiado la incidencia de diferentes complicaciones, por lo que es indispensable para el personal de salud reconocer las complicaciones agudas que se pueden desencadenar hoy en día y más en el contexto de transfusiones masivas. Dado que la resolución inmediata de estas puede contribuir a la evolución clínica del paciente. Entre estas complicaciones están las inmunológicas y las no inmunológicas, entre las inmunológicas están las reacciones hemolíticas, febriles no hemolíticas, alérgicas, anafilácticas y la lesión pulmonar aguda relacionada con transfusiones. Mientras que las reacciones no inmunológicas son la sobrecarga circulatoria asociada a la transfusión, hipotermia, toxicidad por electrolitos, embolia de aire, reacciones hemolíticas no inmunológicas y complicaciones infecciosas. Por ende, es importante reconocer la presentación clínica y los resultados de laboratorio que puedan estar alterados, para distinguir cada entidad. Especialmente, la lesión pulmonar aguda relacionada con transfusiones y la sobrecarga circulatoria asociada a la transfusión, ya que son las principales causas actuales de mortalidad durante la transfusión de productos sanguíneos.