“…Otra línea de investigación más reciente es la dirigida por Salmela-Aro, Kiuru, Leskinen, y Nurmi, (2009), quienes diseñaron y validaron un nuevo instrumento, de nueve ítems, para la determinación de burnout académico: el School-Burnout Inventory (SBI-U-9), este instrumento conserva las tres escalas destinadas a evaluar las diferentes dimensiones del constructo (agotamiento emocional y físico, actitud cínica de distanciamiento mental hacia las actividades académicas, sentimientos de inadecuación al trabajo y pérdida de confianza en las propias capacidades profesionales), y originalmente fue diseñado en inglés (Hederich, & Caballero, 2016); aunque ha sido traducido y aplicado en Finlandia (Salmela-Aro, & Kunttu, 2010), Colombia (Caballero, Hederich, & Palacio, 2010;Caballero, 2012;Palacio, Caballero, González, Gravini, & Contreras, 2012;Aguilar-Bustamante, & Riaño-Hernández, 2013), España (Moyano, & Riaño-Hernández, 2013;Boada, et al, 2015), Italia (Fiorilli, Galimberti, De Stasio, Di Chiacchio, & Albanese, 2014;Parrello, Ambrosetti, Iorio, & Castelli, 2019), Perú (Merino, Delgadillo, & Caballero, 2013) y México (Ochoa, Musi, Olivas & Espinosa, 2018). De acuerdo a Montiel y Chong (2019), todos los resultados publicados hasta el momento muestran una estructura trifactorial prácticamente idéntica a la presentada por el MBI-SS, así como niveles de fiabilidad aceptables para cada escala (Charry, Garzón, Pozo & Bretones, 2018).…”