“…Por su parte, las entrevistas conjuntas permitieron superar los posibles conflictos éticos relativos al anonimato y al consentimiento entre las partes de la pareja y, al mismo tiempo, este procedimiento favoreció una mayor riqueza discursiva, tanto en los temas como en los datos proporcionados al crear un espacio para la reflexión conjunta (Bjornholt y Farstad, 2014). Distintos estudios (Taylor y De Vocht, 2011;Torgé, 2013) han puesto de manifiesto las ventajas de las entrevistas conjuntas en investigaciones que versan sobre dinámicas familiares, en concreto las que se refieren al estudio del clima de interacción generado y a los datos que de ahí proceden. No obstante, este tipo de entrevistas también tienen limitaciones que se derivan de las relaciones de poder que prevalecen en algunas parejas, lo que puede provocar que un miembro acapare todo el discurso (Morris, 2001).…”