“…De hecho, en la literatura sobre dolor, se considera por ejemplo que los estrógenos y la progesterona tienen un efecto protector contra el dolor (Chang et al, 2006;Sherman & LeResche, 2006;Unruh, 1996) pero, al mismo tiempo se observa que las mujeres reportan más dolor a un estímulo doloroso que los hombres (Mogil, 2020), al igual que se indica diferente frecuencia en la incidencia de enfermedades que pueden estar relacionadas con mayor dolor (Cabo-Meseguer et al, 2017), así como dolores específicos de las mujeres (Silva Guachilema et al, 2019). Tanto desde el punto de vista biológico como social y cultural, existen diferencias en la vivencia del dolor de hombres y mujeres (Gallach -et al, 2020) que las ciencias de la salud han incorporado sólo recientemente, reclamándose la inclusión de diferencias por sexo desde distintos ámbitos científicos (Morselli et al, 2016), diferenciándose de los contrastes por género (Ruiz-Cantero et al, 2019). Otra variable que se ha estudiado respecto a la incidencia en la disminución del umbral del dolor es la edad, indicando múltiples estudios que, a mayor edad, menor umbral de dolor (Ramírez-Maestre & Esteve, 2014;González-Rendón & Moreno-Monsiváis, 2007).…”