Las excavaciones arqueológicas en Vila do Touro detectaron una ocupación del Final de la Edad del Bronce/Primera Edad del Hierro en la destacada cumbre del monte. Se trataba de una estructura construida con materiales perecederos, sostenida por postes, y un pequeño espacio de almacenamiento sub-circular, construido en piedra. Durante el trabajo de campo se observaron abundantes restos de plantas carbonizadas en toda el área de excavación, lo que sugiere un incendio ocurrido antes del abandono del lugar, en algún momento del siglo IX a.C.
El muestreo arqueobotánico permitió la recuperación de abundante madera carbonizada, así como de frutos y semillas carbonizadas. Los análisis mostraron que las estructuras se construyeron principalmente con madera de Quercus de tipo caducifolio, aunque también se usó pino. Evidencias de la supresión del crecimiento en la madera de esos árboles sugieren el manejo humano directo de los recursos de madera, lo que coincide con otras evidencias de la Península Ibérica septentrional.
Además, el espacio de almacenamiento fue utilizado para guardar cereales, principalmente trigo desnudo y mijo común, pero también cebada. Estos fueron almacenados completamente procesados y listos para el consumo. También se recuperaron habas, fuera de la pequeña estructura de almacenamiento. Los resultados son similares a otros sitios del nordeste de Portugal y de la Meseta Central, pero contrastan con los poblados fortificados atlánticos donde el trigo vestido es de cultivo común. Estas diferencias entre los muestreos occidentales y orientales también reflejan las distintas características ambientales y culturales de esas zonas.