La falla hepática aguda sobre crónica (ACLF) es un síndrome que se presenta en pacientes con cirrosis descompensada, y se caracteriza por una mortalidad elevada a 28 días, que se diagnostica con la combinación de falla hepática y extrahepática. Se han publicado numerosas definiciones, de las cuales se resalta la realizada por la Asociación Europea para el Estudio del Hígado (EASL), la cual tiene en cuenta 6 sistemas orgánicos (hígado, riñón, pulmón, cerebro, coagulación y circulación), y gradúa su gravedad basada en el número de sistemas comprometidos en el momento de la presentación. Entre los pilares en el abordaje del paciente con ACLF es imperiosa la búsqueda de los factores precipitantes, siendo los más frecuentes las infecciones bacterianas, el consumo excesivo de alcohol, la hemorragia de vías digestivas, la injuria hepática inducida por medicamentos y la cirugía hepática o cirugía mayor, teniendo en cuenta que aproximadamente en el 50 % de los casos no se logrará establecer la causa. Los pilares angulares del tratamiento constarán de la reversión o interrupción del factor precipitante, el soporte orgánico y, en aquellos pacientes que cumplan los criterios para trasplante, su realización oportuna.