Este artículo se propone incidir en una coyuntura que identifico como fundacional para la articulación y/o visibilización de narrativas identitarias sobre la experiencia de expatriación política. Y postula que más allá de las singularidades de los procesos exiliares brasileño, uruguayo, chileno y argentino, entre finales de los años 1970 y principios de los 1980, los perseguidos de todas las dictaduras del Cono Sur protagonizaron una común empresa de toma de consciencia del estado de exilio.
Atento a las posibilidades hermenéuticas de la Historia Conectada, el trabajo construye algunas hipótesis acerca de la urgencia, interés y preocupación de explicar(se) el exilio que pareció afectar al mismo tiempo a huidos y expulsados de todas las dictaduras de la Doctrina de la Seguridad Nacional, quienes con propósitos diversos y construyendo interlocuciones singulares (los propios compañeros de la diáspora, la comunidad internacional, sus connacionales que no habían salido al exilio) convergieron en la tarea de dar sentido a una experiencia a la que comenzaban a tipificar como inédita, tanto por su masividad como por su carácter violento en la región.