Radicalisation leading to violent extremism is a multidimensional y complex challenge, which can only be overcome through a combination of actions in various policy fields. Individual action y factors outside the school, including individuals y groups, but also structural injustices, family conditions y parental values, etc., must be taken into account. For a long time, international organisations y national governments have prioritised security measures over preventive ones. Education is being used in both approaches, but its preventive function is only beginning to develop since the adoption of the UN Plan of Action to Prevent Violent Extremism. However, the direct effect of
education on radicalisation depends not only on what is taught in the classroom
but also on how it is taught, which is why the content of curricula, the pedagogical methods used y the values instilled in educational institutions are equally
relevant. This research analyses the international y European frameworks that
address education as a tool for preventing violent extremism y contrasts them
with the recently approved Islamic religion curriculum, in order to comply with
the competency-based approach inspired by Organic Law 3/2020, of 29 December, which amends Organic Law 2/2006, of 3 May, on Education (LOMLOE). The final balance of the curriculum analysis is positive. It does not contain «specific» curricular elements for the prevention of violent extremism, but it does contain many aspects «related» to the phenomenon, as well as valuable alternative narratives that focus on shared values y behaviours that help to prevent radicalisation
La radicalización que conduce al extremismo violento es un reto multidimensional y complejo, que solo puede superarse mediante una combinación de acciones en diversos ámbitos políticos. La acción del individuo y los factores externos a la escuela, incluidos los individuos y los grupos, pero también las injusticias estructurales, las condiciones familiares y los valores de los padres, etc., deben tenerse en cuenta. Durante tiempo, las organizaciones internacionales y los gobiernos nacionales han priorizado las medidas securitarias sobre las preventivas. La educación está siendo utilizada con ambos enfoques, pero su función preventiva solo empieza a desarrollarse a partir de la aprobación del Plan de Acción para Prevenir el Extremismo Violento de la ONU. Ahora bien, el efecto directo de la educación en la radicalización depende no solo de lo que se enseña en el aula sino de cómo se enseña, por eso son igualmente relevantes el contenido de los planes de estudio, los métodos pedagógicos empleados y los valores que se inculcan en las instituciones educativas. Esta investigación analiza los marcos internacionales y europeos que abordan la educación como herramienta de prevención del extremismo violento y los contrasta con el currículum de religión islámica recientemente aprobado, para dar cumplimiento al enfoque competencial que inspira la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOMLOE). El balance final del análisis del currículo es positivo. En él no figuran elementos curriculares «específicos» de la prevención del extremismo violento, pero sí constan abundantes aspectos «relacionados» con el fenómeno, como también valiosas narrativas alternativas que inciden en los valores compartidos y en los comportamientos que ayudan a prevenir la radicalización