La alta prevalencia de enfermedades no transmisibles, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y desnutrición a nivel global, junto con la creciente demanda de productos naturales con mínimos efectos secundarios y amigables con el medio ambiente, ha estimulado la investigación en el campo de los nutracéuticos y alimentos funcionales. Este impulso se ha fortalecido gracias al descubrimiento de diversos compuestos fitoquímicos con un gran potencial industrial, siendo un ejemplo destacado el maíz morado.
El Zea mays L. (variedad morada) es un cereal cultivado en Perú desde épocas prehispánicas, utilizado principalmente en la elaboración de chicha y mazamorra morada. En la actualidad, se producen extractos acuosos atomizados para comercializarlos como colorantes naturales en Sudamérica, Asia y Europa. Además de su aplicación culinaria, el maíz morado contiene niveles elevados de antocianinas, responsables de su color morado, y ha demostrado tener efectos protectores en modelos preclínicos de enfermedades crónicas como ateroesclerosis, hipertensión arterial, artritis y diabetes mellitus, gracias a las propiedades antioxidantes de las antocianinas.
El cultivo de maíz morado tiene un gran valor en los mercados nacional e internacional debido a su destacado perfil nutricional y su contenido de compuestos bioactivos, como antocianinas y compuestos fenólicos. Estudios han identificado la presencia de ácidos fenólicos como el ácido vanílico, ácido cafeico y ácido ferúlico, así como flavonoides como hesperedina, quercetina y kaempferol.