En este artículo exploraremos el racismo internalizado como una condición inevitable de las estructuras de opresión racista en el contexto mexicano y de su proyecto racial, el mestizaje. El racismo internalizado da cuenta de la capacidad de los grupos blanco-mestizos dominantes para conseguir el consentimiento de las personas subordinadas racialmente para ‘aceptar’ su propia opresión, es decir, las formas en las que las personas y colectivos somos coaccionados a aceptar la inferioridad y la superioridad racial. El análisis que presentamos se basa en una serie de entrevistas con personas negras e indígenas en México. Las formas en las que el racismo internalizado apareció en los datos nos ayudan a explorar la perversidad de los sistemas opresivos y las maneras insidiosas en las que se distribuye su efectividad y afectividad en las prácticas y discursos sociales. Hemos identificado una serie de tres dinámicas o lógicas que demuestran las formas de operación del racismo internalizado: lógicas de inmovilización, de desarticulación y de distracción. Todas estas lógicas abonan al proceso de deshumanización racista. Estas lógicas no tienen límites rígidos, sino que se van empalmando, encontrando, amalgamando y todas contribuyendo al conglomerado de experiencias acumulativas que van cimentando la experiencia de inferiorización.