El estudio de las distopías, como en general el del conjunto de los fenómenos utópicos, constituye una fuente histórica indispensable para cualquier análisis de nuestras sociedades tanto presentes como pasadas. Tras la ficción de sus propuestas y la idealización positiva o negativa de escenarios inexistentes e irrealizables se manifiestan expectativas concretas que configuran y vertebran el espíritu de la humanidad en cada momento presente. El presente artículo busca analizar el potencial sentido y valor histórico de una serie de títulos pertenecientes a la actual producción distópica española, desarrollada en torno a una serie de patrones estilísticos y narrativos comunes con las normas del género, aunque con una serie de atributos y especificidades que la hacen definitorias de una realidad histórica particular y propia. A partir de su inscripción en un marco temporal concreto, el planteamiento del trabajo se organiza en torno a dos ámbitos en torno a los cuales se encuadra el diferente orden de conflictos y amenazas sobre los cuales sus autores centran el foco de sus miedos y ansiedades: de un lado, la conversión de la ciudad en un espacio opresivo y angustioso que amenaza con ver disueltos definitivamente sus vínculos comunitarios; de otro, la conversión de lo urbano en el campo de aplicación de un régimen totalitario fundado en el control y sometimiento de los individuos.