El presente artículo concibe los orígenes del activismo católico femenino en la fundación de la Unión de Damas Católicas Mexicanas (1912). Se busca analizar la forma en que esta organización recurrió al papel tradicional de la mujer como madre y esposa para construir un activismo político y social. Su lucha se centró en defender la fe católica del Estado posrevolucionario que buscaba limitar los privilegios de la Iglesia al máximo. Se hace énfasis en que lograron establecer y consolidar una red de solidaridad que les permitió promover sus actividades y sostenerlas, sobre todo, durante la Guerra Cristera (1926–29). Desde la perspectiva de género, se estudian las tensiones políticas y sociales que se desarrollaron en torno a la participación de la mujer en la esfera pública.