El entorno físico y emocional en el ambiente escolar tiene un impacto fundamental en el bienestar de los alumnos. Un ambiente escolar positivo, con una infraestructura adecuada y relaciones interpersonales saludables, favorece el desarrollo socioemocional, la autoestima y el rendimiento académico de los estudiantes. Por el contrario, un ambiente negativo, marcado por conflictos, bullying o falta de apoyo emocional, puede generar estrés, ansiedad y dificultades de aprendizaje. Estrategias pedagógicas como la pedagogía activa, el aprendizaje cooperativo y el fomento de la autonomía son fundamentales para promover un ambiente de aprendizaje saludable. Además, los programas de apoyo psicosocial, la atención psicológica en las escuelas y el apoyo familiar son clave para abordar las necesidades emocionales de los alumnos. La investigación cualitativa a través de encuestas proporciona información valiosa sobre las percepciones y experiencias de los docentes en relación con el impacto del ambiente escolar en la salud emocional de los alumnos, lo que permite identificar tendencias y patrones significativos para el desarrollo de intervenciones efectivas. En conjunto, estas estrategias y enfoques contribuyen a crear un entorno escolar que promueva el bienestar emocional y el desarrollo integral de los estudiantes.