“…"el teatro es el arte político por excelencia, sólo en él se traspone en arte la esfera política de la vida humana. Por el mismo motivo, es el único arte cuyo solo tema es el hombre en su relación con los demás" (Arendt, 2005, p.216) La praxis teatral es hoy considerada por numerosos estudios como una experiencia excepcional para fomentar la emancipación y el empoderamiento de personas en situación de vulneración de derechos, así como para reposicionar social y epistémicamente el relato de aquellas categorizadas como ignorantes, retrasadas, inferiores, improductivas (Del Campo-Tejedor et al, 2019;Massó-Guijarro, Pérez-García & Cruz-González 2021). Asimismo, destaca el reconocimiento que supone de la narrativa de quienes, por diversos motivos, escapan a la categoría de "normalidad", esa ficción creada por una sociedad que teme lo diferente y, por tanto, lo discrimina y expulsa (Bauman, 2006;Han, 2017).…”