“…Hoy en día, las EDAR juegan un doble papel en el campo de los MP, ya que son consideradas sumidero de estos contaminantes, procedentes de aguas residuales domésticas, efluentes industriales, escorrentía superficial, aguas pluviales y vertederos (Murphy et al, 2016), así como fuente de emisión (Gatidou et al, 2019;Sun et al, 2019), ya que no consiguen eliminar la mayoría de los MP que le llegan, sino retenerlos y transferirlos a los fangos (Murphy et al, 2016, Magnusson y Norén, 2014, Lares et al, 2018. En la mayoría de los países, los lodos, fangos o biosólidos, se emplean como fertilizante en suelos agrícolas Magni et al, 2019), resultando ser una fuente importante de ingreso de MP al medio ambiente (Boucher y Friot, 2017;Sol et al, 2020). Por lo tanto, aunque la cantidad de MP finalmente emitidos por las EDAR podría no ser muy elevada, claramente contribuyen al enriquecimiento de aguas dulces y, finalmente, de los océanos (Talvitie et al, 2015;Murphy et al, 2016;Mintenig et al, 2017).…”