“…En primer lugar, observamos que en unos estudios (Arbisi y Ben-Porath, 1998;Hahn, 2005;Wetter, Baer, Berry, Smith, y Larsen, 1992) se instruyó a los sujetos experimentales las instrucciones dadas a los sujetos experimentales que fingieran sintomatología muy grave y sin instruirlos en que podrían ser detectados por escalas, buscando de este modo una simulación extrema en la que este tipo de medidas son las efectivas. En segundo lugar, advertimos que la causa de los tamaños del efecto exageradamente elevados que habían encontrado descansaba en el grupo de contraste que no era ni de población general ni la población normativa, sino la penitenciaria (Gassen, Pietz, Spray, y Denney, 2007;Kurtz, 1992;Vaughan, 1995) o la psiquiátrica (Mihura et al, 2000). Por tanto, en estos estudios no se mide propiamente la simulación al no comprarse las respuestas simuladas con respuestas bajo instrucciones estándar de población normal.…”