El texto recorre la presencia de la Santa Sede en las distintas Exposiciones Internacionales, tanto de carácter universal como de carácter temático, desde la creación del Estado Vaticano en 1929 hasta nuestros días.Con estos pabellones, los distintos papas —desde Pío XI a Benedicto XVI— quisieron hacer presente a la Iglesia católica en los foros internacionales, entendiéndolos como actos de evangelización potencial frente al laicismo contemporáneo.