Este artículo propone recorrer un conjunto de prácticas exploradas por el psiquiatra Francesc Tosquelles (1912-1994) que, en razón de su ausencia dentro de la historia cultural y política del s. XX, no se han visto sedimentadas dentro del relato histórico y nos permiten hoy repensar el sentido de las vanguardias clínicas, literarias y artísticas con las que dialogó para narrar, desde otro lugar, momentos políticos como la Segunda República, la guerra civil y el exilio francés. El artículo se organiza en torno a tres diálogos: la lectura del poema sobre la guerra civil de Gabriel Ferrater, In memoriam, en la que Tosquelles moviliza la herencia del lingüista Roman Jakobson; la lectura del relato Aurélia de Gérard de Nerval donde Tosquelles, lejos de la fascinación por el genio romántico, distingue críticamente entre sueño y delirio; finalmente, la discusión entre Tosquelles y el teórico del art brut, el artista Jean Dubuffet, que toma la forma de un desacuerdo sobre el sentido de las producciones artísticas realizadas por internos en los hospitales psiquiátricos. A través de estos tres diálogos, Tosquelles elabora una concepción de la vanguardia para la cual, “sin el reconocimiento del valor humano de la locura, es el hombre mismo quien desaparece”.