El lenguaje no es inocente cuando se trata del exterminio, las palabras condicionan los actos de los hombres. Las palabras trascienden por completo la lingüística y reclaman su propia ética cuando devienen modos de combate, destrucción o redención. Esto no es ajeno a exterminios como los padecidos por los armenios a manos de los turcos y los judíos a manos de los nazis. Estas páginas buscan relacionar ambos sucesos y los modos de su memoria sin por eso caer en comparaciones fuera de lugar ni en banalizaciones desatinadas.