Las aflatoxinas (AFs), son contaminantes naturales de los productos agrícolas y de otros alimentos, producidas por los hongos filamentosos Aspergillus flavus y A. parasiticus. Las condiciones ambientales cálidas y húmedas favorecen su desarrollo y producción. Las AFs ingresan al organismo por la ingesta de alimentos contaminados o indirectamente por el consumo de productos como leche, carne y huevos, entre otros, derivados de animales expuestos a una alimentación que contiene AFs. Son estables a temperaturas superiores a los 100 °C, tienen poca o nula descomposición durante los procesos de pasteurización, tostado y horneado. Poseen un importante potencial cancerígeno, mutagénico y teratogénico, que afecta a la salud humana y a la animal y son consideradas tóxicas y letales. Se clasifican como AFB1, AFB2, AFG1 y AFG2. Una vez ingeridas se inicia su metabolismo en el hígado, donde se produce un metabolito altamente reactivo, la AFB1-exo-8,9 epóxido (AFBO), responsable de la toxicidad aguda o crónica en el organismo, además de los metabolitos hidroxilados, AFM1 y AFM2, que se eliminan a través de la leche humana y la de los animales. Las AFs causan principalmente un daño hepático y la aparición de tumores. Este artículo aborda el tema de las AFs desde su composición química, clasificación, mecanismos de toxicidad, alimentos contaminados y daños a la salud humana y a la animal; destacando la necesidad de establecer regulaciones homologadas entre los países, para garantizar el cultivo, la importación y la exportación de los alimentos y los granos libres de AFs, seguros para el consumo humano y animal.