El talento humano es el producto más valioso del sistema educativo. El crecimiento y complejidad de los centros docente-asistenciales hacen crucial el reclutamiento, retención y desarrollo de una fuerza laboral calificada y comprometida (1). Recientemente se ha reconocido que parte de esta fuerza laboral que se encuentra en la mitad de su carrera tiene retos especiales que deben ser abordados (2). La edad mediana es un período de la vida marcado por el paso de un rol social de dependencia a uno de liderazgo y de mayores responsabilidades (3). La crisis asociada al cambio en esta etapa central de la vida, también se refleja en la carrera médica y, por lo tanto, en la especialidad de radiología. Un radiólogo en la mitad de su carrera es aquel que inició labores entre 5 a 10 años atrás, y que está a 5 a 10 años de la jubilación (4). La “enfermedad” de la mitad de la carrera se define como un sentimiento de estancamiento profesional y falta de claridad sobre cuál rumbo tomar en el futuro. Esta crisis puede llevar al profesional a cambios de organización laboral, e incluso a abandonar la carrera (2). La escasez de especialistas en radiología se ha incrementado en los últimos años a nivel mundial. Esto puede explicarse por una mayor disponibilidad de equipos radiológicos, así como por una mayor dependencia de los especialistas de esta tecnología para diagnósticos más precisos y tratamientos menos invasivos (5–7).