“…En un estudio realizado se analizaron las diferencias entre las personas resilientes y no resilientes ante la situación de duelo, concluyó como la mayoría de las personas resilientes, también experimentan dolores de anhelo y emocionales, cognición intrusiva y rumia, en algún momento poco después de la pérdida, pero, en las personas resilientes, estas experiencias son transitorias (Bonanno, 2004), además la resiliencia se asocia, también, con la aceptación de la muerta y la creencia en un mundo justo (Bonanno et al, 2002). En líneas generales, en los estudios se ha concluido que existe una relación positiva entre la resiliencia y la recuperación de la sintomatología depresiva, es decir, que los pacientes con mayor nivel de resiliencia presentan menor nivel de depresión (Boardman et al, 2011;Catalano, Chan, Wilson, Chiu, & Muller, 2011;Jeste et al, 2013;Seok et al, 2012). , realizaron un estudio con pacientes con depresión y/o trastornos de ansiedad, en el que identificaron como la baja espiritualidad era un predictor importante de los grupos de menor resiliencia; el bajo propósito en la vida, el escaso el ejercicio físico y el rasgo de ansiedad severa se asociaron con los grupos de baja y media resiliencia.…”