“…La literatura actual define al consumo del tabaco como una enfermedad que puede ser crónica y manifestar el mismo tipo de características de una dependencia a sustancias, incluyendo el desarrollo de tolerancia y síndrome de abstinencia(Aguiló Juanola, 2020).Se tienen que cumplir diversos criterios para catalogarlo como una adicción; entre estos se encuentra el uso crónico y frecuente de al menos 12 meses, generar tolerancia a sus efectos, ocasionar problemas psicosociales y sufrir un síndrome abstinencia, razón por la cuál a muchas personas se les dificulta cesar el consumo (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014).En cuanto a investigaciones anteriores sobre las variables, los datos no son concordantes, es decir, en ciertos estudios se encuentra relación significativa, mientras que en otros se explica que padecer ansiedad no supone predisposición para consumir tabaco o viceversa(Fluharty et al, 2017).En cuanto a la ansiedad en estudiantes universitariosBojórquez & Moroyoqui (2020) y Fernández et al (2019 destacan que los niveles altos predominan, mientras que en el estudiode Ganji et al (2022) la prevalencia se encuentra en el grado mínimo.Considerando el consumo de tabaco en universitariosFabelo et al (2017) señala que el consumo de tabaco es frecuente, alcanzando la dependencia o niveles graves de consumo, sin embargo, en el trabajo deLeón et al (2020) los estudiantes no consumen de forma grave, más bien sobresale el grado bajo y moderado.Mantener un tipo de estrés significativo o ansiedad puede influir en padecer más síntomas de abstinencia a diferencia de personas sin este u otro tipo de trastornos, lo cual dificulta el cese del consumo de forma exitosa(Schlam et al, 2020), al mismo tiempo el hábito tabáquico propicia la aparición de sintomatología ansiosa(Hahad et al, 2022). No obstante,Sumbe et al (2022) explica que la relación entre estas variables es distante.El estudio de Vinaccia & Ortega (2020) especifica que, en comparación con otro tipo de población, los universitarios mantienen índices más elevados de depresión o ansiedad, estos análisis se realizan con mayor amplitud en lo que corresponde a carreras del área de salud. Por otro lado, usualmente se exponen a cambios bruscos en su alimentación y hábitos, facilitando la experimentación de drogas, alcohol y tabaco(Saltos Solís, 2018).En consideración a lo detallado, se tiene la expectativa de encontrar dominancia en niveles moderados de ansiedad donde se halle una diferencia importante en proporción al género, a su vez, un patrón nocivo respecto al consumo tabáquico y corroborar la relación entre ambas variables.Relacionar la ansiedad con el consumo de tabaco en estudiantes universitarios, actualizaría el conocimiento científico sobre las variables, la investigación puede servir como un eje de referencia a los estudiantes o profesionales que se sientan interesados por esta línea de estudio.…”